Como se había anticipado, en virtud de la expectativa que se había creado en torno al estreno de una obra de autor local, la sala del teatro La Comedia fue marco para que se reunieran calificadas familias de nuestros círculos sociales y abundando así un entusiasmo cual alguna vez se piensa que deberían ser las veladas de estreno en nuestra ciudad, donde no falta por cierto público teatral. Aunque, en verdad, también poco dispuesto a mostrar su entusiasta vocación.
El hombre de la esmeralda, comedia, original de Luís E. Rodríguez, fue conocida anoche a través de una correcta labor interpretativa por parte de la compañía Fanny Brenna y fueron muchos los momentos que el aplauso fue provocado y ofrecido espontáneamente.
Sin entrar en un serio examen, de la obra estrenada anoche, la hora avanzada en que terminó no permitiría el ser veraz y prolijo, cuenta para una impresión rápida, los más favorables comentarios. Prosa cuidada y de factura casi siempre brillante, sirve de ropaje a una trama bien urdida y mejor conducida. Ágil su movimiento. El desplazamiento de los personajes vivo y penetrante, acusando la técnica de su autor en el manejo de sus héroes, como en la consecución efectista de varias situaciones que son culminativas en la comedía, con vigor unas con menos intensidad otras, débil falla en este caso puesto que en su conjunto la labor del autor es armónica y equilibrada. La acogida, no pudo ser más satisfactoria para el comediógrafo cordobés ya que se ganó la simpatía y los aplausos en mérito a la honestidad y limpieza de los procedimientos, recursos con que ha construido su última producción.
Al bajar el telón en el segundo y tercer acto, el autor fue obligado a salir a escena para agradecer las cálidas y cariñosas manifestaciones del público, que se renovaron al decir breves palabras.
Esta noche se repite nuevamente El hombre de la esmeralda. En la sección familiar, dedicada al magisterio, se ofrecerá La melodía del jazz.