Se acentúa su éxito, constituyendo el primer caso en Córdoba, pues la escasez relativa de auditorio, que no permite su renovación en las salas de los teatros, hace difícil la reposición de una misma obra, por grandes que sean sus méritos.
Salamanca es la manifestación inicial de una conciencia artística que aprecia el valor de una obra por sus propios quilates y la honra, y enaltece con la asistencia continua de un público que empieza a dictar la ley en la materia, desbordando los preconceptos y pequeñeces de un medio que fomenta todavía la hostilidad a las expresiones de la belleza, tanto más cuanto que éste se pone al servicio de la crítica social.