No nos cansaremos de celebrar y aplaudir la temporada que está realizando en el Rivera la compañía Membrives-Isbert.
En las grandes capitales quizá no se comprenda este elogio, pero en las ciudades del Interior, donde sólo de muy tarde en tarde se logran ver conjuntos homogéneos y buenas comedias, el elogio se explica y todavía parece demasiado poco.
La vulgaridad ambiente de público y autores; esa desorientación, que hace triunfar el disparate cómico, la astracanada de la comedia de ideas, nos condena a pasar mucho tiempo sometidos al mal gusto de las mayorías, cosa que tampoco ocurre tan en absoluto en las grandes capitales, porque como hay gran número de espectáculos, siempre hay donde elegir.
Por estas razones, cuando se ve una comedia buena y bien realizada, la impresión es mayor por la falta de costumbre y por lo tanto el elogio es proporcional a la emoción recibida.
En cuanto al gusto del público no podríamos juzgarlo por temor a engañarnos, como ha sucedido otras veces.
No nos atreveríamos a decir que el público llenó el teatro tarde y noche atraído por el nombre de los autores: Linares Rivas y Benavente, o por ser domingo. Este detalle nos desconcierta, pues, sabemos demasiado que el ir al teatro es el complemento, al santificar las fiestas.
Como hormigas, es el título de la comedia de Linares Rivas, que se representó en la matinée. A este autor, embarcado en las normas del teatro moderno, le interesa el argumento muy poco, solo al efecto de dar trabazón a la obra, para no confundir la atención del público; pero cuando se exponen ideas de la fuerza y belleza que abundan en los diálogos de esa obra, bien poco puede importar el argumento, donde cada frase, cada pensamiento, cada concepto, puede ser argumento de una nueva obra. […]