“La Cultura no podrá nunca permanecer desvinculada del destino de nuestras instituciones fundamentales». Córdoba, 8 de Noviembre de 1945: 10

Nos Habla el Presidente de la Junta de Entidades Culturales

Recientemente se ha constituido en esta ciudad la Junta Coordinadora de Instituciones Culturales Democráticas, agrupando actualmente en su seno a más de veinte entidades de ese carácter y algunos organismos gremiales de profesiones liberales y afines.

A nuestro requerimiento, el presidente de la Junta, doctor Juan E. Zanetti, nos ha formulado declaraciones acerca de los fines que determinaron la creación de ese organismo coordinador y como así también sobre la importante labor que le tocará desarrollar en el futuro.

Sus declaraciones

El doctor Zanetti nos dice al respecto: “En circunstancias en que dada la serena pero firme conducta democrática de las Universidades, fue dable presenciar el insólito espectáculo de su avasallamiento por el poder público y el encarcelamiento de los rectores y demás autoridades, un grupo de personas pertenecientes a instituciones culturales, científicas, artísticas, del periodismo, se reunieron para cambiar ideas y asumir una actitud frente a tales acontecimientos, materializándose esta iniciativa en una nota solidaria al rector interino doctor Raúl Orgaz.

“Fue en esos momentos y al efectuarse una asamblea general de las entidades ya mencionadas, que se resolvió crear la Junta Coordinadora, que sin constituir un nuevo organismo, era el vehículo que servía de nexo a las inquietudes y al propósito general de expresar la fe en la democracia y el vivo anhelo de defenderla. Por sobre todas las cosas, reunía a los asambleístas, la indignación que producía el vergonzoso atropello a los institutos de enseñanza superior. Se estimaba que el agravio a las Universidades se infería a toda la cultura, que reaccionaba herida por ese hecho. Es de hacer notar que muchas instituciones debieron resolver, superando trabas estatutarias, la adhesión a la Junta Coordinadora en su afán de aunar esfuerzos.

Los sucesos universitarios

“Dos conclusiones fundamentales pueden extraerse de los mencionados sucesos; uno de orden político: y es aquel que define a las dictaduras como enemigas de la cultura; hemos visto que cuando la cultura se niega a ser instrumento ciego de los poderes regresivos de gobiernos antipopulares, sufren la agresión de la fuerza. Son precisamente aquellos que hablan del apoliticismo y de la prescindencia ideológica, los que pretenden llevar sus maniobras políticas a la Universidad y cuando ésta se niega a obedecerlas y esgrime la razón de sus argumentos y sus convicciones argentinas y democráticas, sufre el atropello y el vejamen de la prepotencia. Felizmente las autoridades de los institutos de enseñanza superior, han sabido conservar, con altivez y dignidad, los ideales superiores ante el desmán y la violencia.

“Al fracasar en su intento de domesticar a las universidades, el Gobierno de facto, se dio a la tarea de desprestigiarla ante el pueblo, pretendiendo que su prédica constitucionalista la señalara como sirviendo los intereses de una minoría oligárquica. Y también allí fracasaron. Por cuanto si en algún momento la cultura superior se ha mostrado enemiga del atraso y de las fuerzas reaccionarias y oligárquicas, ha sido precisamente cuando asumió con valentía y decisión la defensa de la libertad y de la democracia, que el pueblo lleva siempre –a pesar de todas las represiones– dentro de su corazón.

“Era evidente que el objetivo era debilitar al pueblo, quitándole la fuerza moral que le otorga su alianza con la cultura y, por otra parte, se quería doblegar la cultura restándole la fuerza material del apoyo popular y batirlos por separado. Estos deseos se vieron burlados, porque pueblo y cultura se han dado la mano en la lucha por la democracia.

“Una otra conclusión extraeríamos de los recientes acontecimientos, pero ésta es de orden cultural. Es precisamente en el plano de la cultura, que podemos extraer una experiencia esencial y es que la cultura no podrá ya nunca más permanecer desvinculada del medio social y del destino de las instituciones fundamentales. Para mí, la comprensión de esta premisa determinará un prodigioso renacimiento intelectual en el país, de insospechadas y fecundas consecuencias para el porvenir de la patria.

“De los hechos expuestos han nacido los objetivos de la Junta Coordinadora. Por un lado servir de vínculo a las diversas entidades culturales; mantener el contacto entre el hombre de pensamiento y las clases laborantes; defender las instituciones democráticas y bregar –unidos- defendiendo los fueros de la cultura.

“La Junta Coordinadora convocará al primer congreso nacional de defensa de la cultura”

“Si bien es cierto que acontecimientos, casi digamos accidentales, nos han reunido, no puede desconocerse que las fuerzas culturales se han planteado en esta emergencia problemas sustanciales y han aclarado temas de importancia en cuanto al sentido de su labor y al destino de la cultura. Un hecho revelador de esto, es la iniciativa que ya ha prosperado en la Junta Ejecutiva de convocar a un Congreso Nacional de defensa de la cultura. Se ha elaborado un temario del más alto interés que encara los problemas de fondo acerca de la cultura nacional. Un gran entusiasmo ha ganado la voluntad de las personas vinculadas a la Junta Coordinadora y se han constituido ya varias comisiones que trabajarán en la preparación del Congreso Nacional.

Acerca de la organización de esta magna asamblea se tomará contacto con diversas personalidades del continente, a las que se invitará a participar en el mismo. Los nombres de Germán Arciniegas, Jesualdo, Luis E. Valcárcel, Uriel García, Alberto Zum Felde y otras personalidades del continente, figuran entre los principales que recordamos que serán invitados a participar.

Misión de la cultura en esta hora

“Hace pocos meses el Rector de la Universidad de la Habana doctor Rodolfo Méndez Peñate, recordaba en un discurse a Goethe cuando el penetrante humanista alemán decía: “si todos barriesen el frente de su casa el mundo estaría limpio”. Es bien claro, que terminada la batalla militar con el triunfo de las armas de la libertad sobre el fascismo, la cultura debe preocuparse de librar su propio combate, para aportar su contribución en la tarea de consolidar los lineamientos democráticos bosquejados por las Naciones Unidas vencedoras.

“Ya lo hemos dicho, en la lucha ideológica la cultura democrática deberá batallar contra un adversario camaleónico, que cambiará de ropaje para ocultar su raíz fascista; este enemigo ya ha aparecido en los grandes centros de cultura distribuyendo su veneno en el orden de perfumada y antigua hidromiel: tradición hispánico-falangista, irracionalismo nazi germánico-intuicionismo taumatúrgico y anticientífico. El deber de la cultura democrática se manifestará en una actitud combativa: denunciando al fascismo cualquiera que sea su careta, y en una labor constructiva al darse la tarea de extender la cultura y educar al pueblo para el goce pleno de la libertad y para que sea custodio consciente de la misma. Por cuanto ya debe resultar claro y la experiencia histórica nos lo ha enseñado, que “la democracia es el clima que permite un más amplio desarrollo para la cultura y el más fácil acceso a las demandas populares”.