Las funciones de ayer en La Comedia, que lo eran de despedida de Arata y sus huestes, han tenido la virtud de llevar un público numeroso en aquella sala, evidenciando en todo momento las simpatías que ha sabido conquistar y demostrado, además, que se aprecian en su justo valor las cualidades que el cómico tiene como intérprete de primera fila en la escena nacional. […]
Babilonia
¡Qué enorme sensación de alivio se experimenta asistiendo la representación de Babilonia!… Sacándonos del conventillo, del cabaret, de la taberna o de tantos otros lugares comunes de la escena, el Señor Discépolo ha buscado no un sitio nuevo, sino todo un ambiente nuevo para su obra. Es el subsuelo del servicio en una casa de nouveaux riches. Y ese subsuelo es en realidad una Babel incomprensible: lucha de caracteres, choque de ambiciones, idiosincrasias distintas de distintas razas amalgamadas en un solo afán de vivir. Todo eso se desenvuelve convirtiéndolo en un ambiente de insólito interés para el espectador.
Esos tipos están tan bien perfilados, hay en el cuadro general diseños interesantes de distintos temperamentos, que como el alemán taimado, el gallego bruto, la galleguita ambiciosa y soñadora, el criollo bonachón y desinteresado, el italiano adulador y acomodaticio; son todos ellos perfiles concienzudamente estudiados y mejor puestos en juego.
El episodio del collar, no es sino un pretexto apenas para justificar el ambiente y los personajes que en él sitúa.
Los diálogos sencillos y sin rebuscamientos, las escenas de singular movimiento, complementan así la labor del señor Discépolo que ha hecho en Babilonia un trabajo meritorio.
La interpretación, acertada. Arata compuso un chef italiano que fue muy aplaudido. El resto actuó muy correctamente.
Mustafá
Se ofreció en la primera sección de anoche la reprise de Mustafá, el aplaudido sainete de Discépolo y De Rosa.
De más está decir que el público gustó de la pieza tanto como en ocasión de su estreno. A Arata no lo habíamos visto hacer esta obra, nueva labor que nos ofreció anoche para conquistar otro de sus éxitos.
El resto de los intérpretes bien, destacándose Giacobino que hizo un Mustafá correctísimo. Susana Martres muy correcta; y a propósito de esta actriz, por una omisión involuntaria no hemos destacado en nuestro número de ayer al sindicar a quienes mayormente contribuyeron al éxito de la compañía, no hemos destacado decimos, su meritoria labor que ha sido en todo momento correcta y eficaz. Al César…