“En el despacho del secretario de Hacienda, se reunieron en la tarde de hoy los miembros del jurado encargado de discernir los premios de estímulo a la producción de obras teatrales correspondientes al certamen del año 1936. El mencionado jurado estaba integrado por los señores Ignacio B. Anzoátegui, Octavio Palazzolo, Manuel Mujica Láinez, Jorge Luis Borges y Leónidas Barletta.
Agotado el debate se resolvió adjudicar los premios en la siguiente forma: Al mejor drama, $ 2000, La posada del león, de Horacio Rega Molina. Por esta obra votaron Borges, Anzoátegui y Mujica Láinez. Por la obra Fabricantes de fantasmas, de Arlt, votaron Palazzolo y Barletta.
“El premio de pesos 2000 a la mejor comedia fue adjudicado a la obra Tedio, de Nicolás Olivari, con el voto de los señores Barletta, Palazzolo y Borges. Por la obra, La dama, el caballero y el ladrón, de Mateos Vidal, votaron Mujica Láinez y Anzoátegui. En cuanto al premio que corresponde al mejor sainete se resolvió por unanimidad, declararlo desierto”.
Hasta aquí el informe dado a la prensa de Buenos Aires en sus ediciones del lunes. Para nosotros es indispensable su ampliación y también las reflexiones que el fallo sugiere. Nuestro compañero de tareas acaba de ser consagrado definitivamente como un autor de relevantes condiciones, porque debe considerarse así la opinión emitida por la más alta autoridad teatral le Buenos Aires. La dama, el caballero y el ladrón, que sorprendió y entusiasmó a la crítica metropolitana, tuvo también no ha mucho tiempo el elogio autorizado de uno de los dramaturgos más talentosos de España: Eduardo Marquina. Como si ello fuera una anticipación a la consideración reciente del Jurado porteño.
Para quienes, como nosotros, teníamos la certeza de su triunfo a plazo breve, este acontecimiento que pone en el comentario público el nombre de Mateos Vidal, es una ratificación concluyente.
Pero si el premio no ha llegado para él, en lo que tiene de dádiva monetaria, lo es desde el punto de vista moral y acaso tengamos que suponer, que por circunstancias que hace discutible a veces la formación de los jurados, le haya sido arrebatada la primera colocación. Y esto no resulta antojadizo a, poco que se analice cómo fueron votadas las obras, y el carácter de las premiadas.
Haciendo un poco de historia, nos encontramos con este hecho tan singular. Entre los miembros del jurado figura el señor Barletta, director del Teatro del Pueblo, donde ha sido estrenada la obra Tedio, de Nicolás Olivari. Añadamos algo más sobre la importancia de este voto, que en nuestra opinión oculta algo que debía inhibir al señor Barletta. El Concejo Deliberante de Buenos Aires votó una partida de 500.000 pesos destinada al Teatro del Pueblo, pero fue más tarde vetada por el Intendente municipal. El voto del señor Barletta a Tedio significa, con su triunfo, una presión y acaso un nuevo reclamo de la subvención, robustecida ahora por la distinción del jurado municipal.
Aparte de ello, es evidente la tendencia ideológica que ha primado. Con excepción de Mujica Láinez e Ignacio Anzoátegui, este último calificado crítico literario y teatral, los otros tres se caracterizan por su pasión por el teatro de orientación social libertaria, bandera que haría sospechosa sus opiniones, o por lo menos les invalidaría para un juicio imparcial y ecuánime.
De todas maneras, no se puede dejar de reconocer la Justicia de todos ellos al seleccionar entre los centenares de obras presentadas, a La dama, el caballero y el ladrón, cuyos valores firmes y transparentes se impusieron para merecer la discusión en última instancia y ser disputada en igualdad de méritos a las otras dos. La votación también marca equilibrio y ello resulta siempre honroso para nuestro compañero de tareas.
Córdoba puede enorgullecerse ahora de contar con un comediógrafo como Mateos Vidal, y la escena nacional de sumar un aporte valioso para su mayor significación como arte autóctono.