En virtud de ser una personalidad bastamente conocida en todos nuestros círculos, se anticipa una nutrida concurrencia en la velada de hoy.
La existencia de autores teatrales en Córdoba, es harto escasa, como para no considerar un acontecimiento cuando aparece uno en las carteleras de nuestras salas. El cultivo del arte dramático, fue otrora muy promisorio, pero bien que los primeros intentos no tuviesen el estímulo necesario, o porque no inspiraran confianza a las empresas y compañías, más dispuestas a asegurar las entradas de boletería, que pasar por idealistas, lujo menospreciado ayer como hoy, el hecho es que se apagaron los iniciales ímpetus y la desesperanza mordió cruelmente aquellas manos que, doloridas, dejaron caer para siempre la pluma en el suelo.
Pasaron muchos años sin que el cartel de un teatro ostentara el nombre de un autor cordobés. Y fue el de Francisco Mateos Vidal el que abría una nueva época y una gran esperanza. Se une a éste, en pos del mismo éxito el doctor Luis E Rodríguez con su María Magdalena, en el empeño, que con vigor juvenil brinda ahora otra muestra de sus arrestos. El hombre de la esmeralda resulta así fruto de nobles afanes y de un permanente amor por el teatro. Pero si los valores intelectuales, necesariamente tienen que brillar para su reconocimiento, los hay también de otro carácter que conducen a la estima y a la admiración y es el constatar que cuando en los hombres los años comienzan a encorvarlos y las ambiciones no tienen la convicción y la firmeza de la juventud, el doctor Luis E. Rodríguez señala una excepción mostrando el fuego donde se creían cenizas.
La velada de hoy tiene, pues, todos los contornos necesarios para adquirir brillantez. Su vinculación social y artística en nuestra ciudad, su conocida personalidad y la simpatía que ha sabido granjearse en su vida, serán todos factores para despertar la viva expectativa que el estreno de El hombre de la esmeralda ha de despertar. La compañía Fanny Brenna, ha ensayado escrupulosamente la comedia permitiendo así valorar la obra a través de una digna interpretación.
En la función familiar se ofrece El despertar del Corazón uno de los buenos sucesos interpretativos de Fanny Brenna.