La encomiable iniciativa del conocido escritor señor Hipólito Lazcano, dedicando sus conocimientos literarios a la producción dramática de carácter eminentemente nacional, para reproducir en el teatro tantos y tan variados acontecimientos de que es tan rica la historia patria o reflejar las escenas de nuestros hábitos y costumbres propias, y el éxito brillante alcanzado por aquél en su última obra representada en el Argentino por la actual compañía, ha contribuido y servido de estímulo, indudablemente, para que muchos jóvenes de reconocida competencia, manifestada anteriormente en trabajos literarios que han merecido general aceptación, se dediquen hoy a ese género de composición.
Entre esos jóvenes citaremos también, especialmente, al autor de la obra que esta noche será representada en el Politeama de la Avenida General Paz, titulada En pos de una Sonrisa, autor que por excesiva modestia mantiene su nombre en absoluta reserva.
Esperamos, en la oportunidad, poder insistir, con fundamentos aún más concretos, sobre la innegable conveniencia de que nuestros jóvenes intelectuales dediquen sus esfuerzos y entusiasmos a afianzar aún más eficazmente nuestro naciente teatro nacional, y creemos sinceramente que una de esas preciosas oportunidades nos ha de proporcionar el estreno de En pos de una Sonrisa.
La obra en cuestión será puesta en escena de la más correcta manera y, en su interpretación, han de distinguirse con rasgos propios los artistas del Argentino, dado el estudio especial que sobre ella se ha hecho.
Sirvan estas líneas como una franca manifestación de estímulo para nuestra juventud intelectual, y no se las tome, en manera alguna, como un juicio adelantado sobre la obra a estrenarse, que bien puede adolecer de errores, pero téngase en cuenta que a esos mismos es necesario disculparlos fomentando su esfuerzo para seguir adelante, sin juzgarlos con una crítica severa, de la que no se verán libres las obras de autores reconocidos y prestigiosos.