Dada la proximidad del estreno del Hombre de la esmeralda por la compañía Fanny Brenna en el Teatro de la Comedia, hemos creído oportuno conversar breves momentos con su autor el doctor Luis E. Rodríguez, para conocer algo referente a su comedia. He aquí el contenido de nuestra entrevista:
— Qué puede decirnos de su nuevo trabajo escénico?
— No tan nuevo, pues fue escrito hace tres años.
— ¿De modo que no es la última de sus comedías?
— No: al contrario. Es anterior a María Magdalena ya representada, y conocida también del público de Córdoba.
— ¿Será El hombre de la esmeralda otro drama como aquélla?
–– Drama, no. Apenas contiene una o dos situaciones dramáticas. Es una comedia de alta crítica social, moderadamente sentimental, de tonos suaves, y cuyo asunto se desarrolla entre gentes de primera sociedad.
— Precisamente del asunto querríamos saber algo.
— El asunto me lo sugirió la realidad, esto es, un sujeto venido a Córdoba de un país vecino, allá por mil ochocientos noventa y tantos y que mediante algunas cartas que trajo de Buenos Aires logró introducirse en esta sociedad, donde fue agasajado; y luego, en retribución de atenciones, dio él un banquete, que no pagó, como tampoco el largo hospedaje del hotel, ni el valor del piano que había regalado a un amigo. Ese aventurero, el doctor T. G. de la realidad viviente, se convierte en mi comedia en el Hombre de la esmeralda.
— ¿ Y en su obra se reproducirá la actuación de aquel sujeto en esta ciudad?
— De ninguna manera. El sujeto sólo me ha servido para poner de relieve un ambiente, y urdir a su alrededor una fábula de amor, que nada tiene que ver con el personaje aludido.
— Por lo que nos dice, la obra resulta interesante.
— Así lo creo. y en ello confío, como en su interpretación por Fanny Brenna y los suyos.
— ¿Ha presenciado Ud. los ensayos?
— Si, y en ellos he descubierto que Fanny había sido también una excelente directora de escena.
— ¿De modo que Ud. espera un éxito?
— Me contentaría y quedaría muy satisfecho, con que obtuviera el que consiguió mi María Magdalena, aquí y en otras partes.