La joven y prestigiosa actriz nacional, tras algunos años de ausencia de Córdoba, viene acompañada con la plenitud de sus facultades interpretativas colocadas en primer plano en la escena nacional
La Niña boba y Horizontes marcan la etapa actual de sus brillantes dotes
Largamente ansiado un espectáculo de calidad, cuya ausencia hacía más lastimosa la reiteración y continuidad de elencos mediocres que vienen desfilando por nuestros escenarios, viene al fin amparado con las mejores galas de una actriz prestigiosa, en plena culminación de su arte, puesta al servicio de un puñado de obras, que son las que dan carácter para una temporada clásica y recordatoria.
¡Eva Franco! La sola mención de su nombre dice enseguida de la simpatía y la familiaridad de su figura. En la escena nacional ninguna actriz tiene su prestigio y su prestancia con tan rara amplitud y notoriedad. Pasan los años sin verla actuar en los escenarios de provincias y, sin embargo, no se ha borrado la impresión de sus viejas actuaciones. Eva Franco, sobre todo en Córdoba, mantiene intacto el frescor de sus años juveniles, el de su diminutivo de Evita, y en el largo espacio de su ausencia, el añejo recuerdo se aviva, se evoca, sin agregados, vista con el mismo perfil, con la misma elegancia, con la traviesa desenvoltura de su Retazo, y aunque parezca mentira, son dos cosas tan unidas, que al formar un solo bloque, dieron a su personalidad el vigor y la solidez de las creaciones perdurables.
Por uno de estos raros fenómenos de psicología colectiva, Eva Franco lo produce en el ánimo de nuestro público, el mantenerse detenida su juventud, como si nos resistiéramos a creer que el tiempo inexorable puede haber cambiado algún rasgo de su fisonomía o el sonoro y aterciopelado timbre de su voz.
Esta ilusión, que constituye el primer encanto de la simpatía no es ciertamente patrimonio de todas. Muchos factores y muchas virtudes deben ser engarzadas para crearla y. entre ellas, tal vez, un eslabón principal, se halle en la conducta escénica, en la misma vida de las tablas, que mientras en unos las murmuraciones y las claudicaciones quiebran los resortes que cimentan su fama, en el caso de Eva Franco hay una nitidez y claridad que son su mejor estampa espiritual.
Con esta nueva proyección se presenta esta vez a Córdoba la joven actriz, haciéndolo en el escenario más adecuado a sus modalidades escénicas y a la ejecutoria del elenco que la acompaña.
Este año el Rivera Indarte cobra un relieve especial y es la compañía de Eva Franco quien inicia la serie de grandes espectáculos, con las cuales nuestro máximo escenario renovará el esplendor de sus mejores veladas.
Repertorio y elenco, motivo serán para otros comentarios, basta por ahora señalar del primero La niña boba de Lope de Vega y Horizontes del doctor Vicente Martínez Cuitiño, como dos obras que marcan una etapa brillante en la carrera interpretativa de Eva Franco.