“Uno en el Rivera Indarte y el otro en La Comedia”, Los Principios, 16 de Mayo de 1935: 11

Producciones de actores extranjeros

Con el debut de dos nuevos elencos en el Rivera y La Comedia, anunciados para mañana viernes, la actividad teatral comienza a cobrar una fisonomía particular. El éxito de público, logrado por dos anteriores espectáculos en el teatro de la calle Rivadavia, lleva e1 convencimiento de la posibilidad favorable de mantener decorosamente repartida la opinión del público, inclinada siempre y dispuesta por la novedad de las carteleras, a avivar e infundir calor a lo que creíamos ya casi un organismo inanimado.

No es sin embargo un retorno, aun en aquellos momentos más trágicos para el teatro, siempre se han mantenido abiertas dos salas a veces tres, en la emulación y el deseo de servir al público las empresas compitieron en traernos buenos espectáculos, ganando así los unas y los otros, si no siempre las segundas económicamente, recogiendo las satisfacciones íntimas de haber hecho lo posible por mantener el prestigio teatral de Córdoba.

Desenvolvimiento de los teatros en Córdoba

No debemos olvidar las temporadas del Novedades en manos de Antonio Masa. Por allí desfilaron en estos últimos tres años los mejores elencos de habla española. La suerte, sin embargo, le fue esquiva. En La Comedia ha ocurrido otro tanto, si bien los cambios periódicos de empresa desfiguraron la línea uniforme de los espectáculos para convertirse en un caos de desorientación y desaciertos. La actual dirección con base estable, tiene programado su plan de trabajo y en el transcurso de la temporada veremos el acto y el acierto de sus gestiones.

En lo que se refiere al Rivera Indarte, su desventaja con respecto a los otros dos siempre ha sido notoria. En nuestro primer Coliseo, al cual durante estos últimos tiempos hemos abogado para convertirlo en una sala popular, ya que como teatro oficial tiene la misión de atraer allí las masas, ha pesado más la tradición, la vieja tradición admirada y respetada por nosotros, pues constituye uno de los legados artísticos de mayor expresión, para alejar el núcleo más numeroso de público: el popular.

Pero el otro público, el público que se identifica a la tradición del Rivera, por su cultura innegable y por su holgura económica, ha dado la espalda al viejo teatro de sus amores ¿Por qué no decimos mejor de nuestros abuelos y padres? Puesto que la juventud actual encuentra en otras expresiones mayor deleite y más entusiasmo.

Esto no quita, que cuando ha venido un espectáculo como el de Lola Membrives el teatro se haya llenado y se haya repetido el suceso en casos excepcionales como los recitales de “La Argentina", cuando todo el mundo consideró temerario en nuestro medio cobrar diez pesos la platea. Pero estos espectáculos son raros, no se tienen a mano todos los días ¡Qué quisieran los empresarios poderlos brindar lo más posible, si en ello hallan una fuente segura de ingresos para su parcela!

El Rivera no es sala deseada por los conjuntos en gira, aún por los estables de Buenos Aires. No hace aún mucho tiempo, cualquier compañía hubiese deseado actuar en las tablas del Rivera para adquirir categoría

 Hoy esto no interesa. El deseo es muy otro: la seguridad  del éxito de boletería.  Se ha hecho vox populi en el ambiente teatral que esto no se logra en el Rivera. ¿No parten de ahí los fracasos sucesivos de las licitaciones del Rivera, que año tras año se han venido tramitando sin resultado alguno? La sola enunciación de un contrato de acuerdo a la tradición del Rivera, tal cual la quieren y la exigen sus viejos enamorados, hace imposible el contraer compromisos. Lo que se desea, no se encuentra en el teatro y es lo que afirmamos más arriba: las formaciones de compañías tienen actualmente una finalidad distinta a las de antaño, aparte que todo lo que sale en gira, hasta tanto puedan hacerlo los de la capital. Cuando ya hace calores insoportables está ceñido a pre­supuestos medidos y previsores de contingencias desagradables.

Ha salvado siempre a los empresarios de esta situación y exigencias de nuestro principal teatro, el haber intercalado en espectáculos de buena y discreta ejecutoria, la pre­sentación de los más eminentes concertistas que han venido al Plata y sólo los que concurrimos a ellos, sabemos cuál ha sido el resultado financiero. Público escaso, calificado sin duda, pero insuficiente en su número, para financiar la mayoría de las veces los seguros que piden estos concertistas.

La satisfacción de los más

La Comisión de Bellas Artes, siempre se vio abocada a este problema. Por un lado la tradición a cuyo celo está confiada, y por otra parte, la desorientación y la confusión que la realidad trae aparejadas frente a lo bueno que allí se ha ofrecido. Si a veces se ha pensado que el Rivera, siempre de acuerdo a un criterio anticuado, debería ser un museo, en el cual habría que colorar las fotografías de los ilustres visitantes que por allí desfilaron para que el público goce pensando en una época que no ha de volver y abrirlo solamente los días de efemérides patrias, bien para veladas de sociedades de bene­ficencia cuando no escolares.

Puede ser todo eso para consuelo de pocos, pero debe ser otra cosa para satisfacción de los más. Ahí están los conciertos de la Orquesta Sinfónica para demostrar que la afluencia popular no empaña la severidad del primer coliseo. Las puertas del Rivera deben estar abiertas todo el año, ya sea para lo brillante como para lo bueno. Rechaza­remos siempre lo evidentemente subalterno o espectáculos que no contribuyan al aporte cultural del público.

Jaufret-Porta en el Rivera

Una imprevista combinación de trenes y medios de locomoción impidió que se presentara el martes este elenco en el Rivera. Lo hará mañana. Sus actuaciones en San Juan y Mendoza y otros puntos del país, reflejan que se trata de un conjunto muy homogéneo teniendo a su frente a dos jóvenes artistas que tienen  antecedentes meritorios. Paco Porta, a quien no conocemos, tiene ganada justa fama de ser hombre muy escrupuloso en la elección de obras y muy exigente en cuanto se refiere a los intérpretes a sus órdenes. Esto se confirma, puesto que la impresión dominante de ese elenco, es que sirve con mucho decoro las obras del repertorio. Bordar las piezas, como se dice en el teatro, no es cosa que siempre se expresa de todos los conjuntos. Hemos hablado de la obra de presentación: Madre Alegría y repetimos hoy que se trata de una de las más bellas y emotivas comedias del teatro español contemporáneo cuyo suceso en todos los escenarios ha sido ganado por la belleza del tema como por la ternura que fluye de sus diálogos y situaciones.