La pieza local cumple esta noche las catorce representaciones consecutivas. “Una venta original” completa el programa del día de la compañía José Ramírez. Se anuncian las próximas novedades
Se han elevado algunas protestas de gente del gremio, por la representación de obras políticas en los teatros que hasta ahora estaban dedicados al sainete nacional. Sin embargo, el público, supremo juez de estas lides, para los empresarios sobre todo, se ha decidido por las piezas políticas en una forma concluyente.
Esto que se ha demostrado en Buenos Aires también se ha puesto de evidencia en Córdoba.
El avispero político, pieza de autores locales, la primera del género que se ha presentado en nuestros escenarios, constituye en el Novedades un éxito sin precedentes, hasta tal punto que anoche, al cumplirse las doce representaciones, conservaba la misma fuerza inicial, hecho que ha decidido a la empresa a colocarlo en dos secciones de hoy, llegando con ellas a las 14 representaciones consecutivas, por primera vez, si no nos falla la memoria, en los anales de la producción local.
El estreno de ayer
Ayer se estrenó en el Novedades la segunda pieza política de la serie. Gran manicomio nacional abrió el fuego en los escenarios de la Capital Federal, convirtiendo una temporada ruinosa, a pesar de tratarse del gran conjunto que encabeza Arata en el Sarmiento, en una temporada brillante.
Gran manicomio nacional gustó poco al público cordobés, no obstante que algunos de sus cuadros no son penetrados en toda su intención por tratarse de asuntos netamente porteños.
En general es una pieza relativamente lograda, la firma el maestro de los revisteros criollos y está toda ella salpicada de poca gracia. El único acierto de concepción destaca el cuadro “En el año 2000”, en el que nos presenta las figuras más sobresalientes del momento en la misma situación que en la actualidad, a pesar de haber pasado tantos años. Así, mientras el General Uriburu sigue viendo que la situación del país es dudosa para llamar a elecciones, el doctor Alvear sigue viajando en el Cap Arcona, en cuyo vapor es ya una persona familiar.
Un cuadro poco recomendable es el titulado “San Nicolás en la calle”; se satirizan los conocidos incidentes judiciales promovidos a raíz de la demolición de la iglesia de San Nicolás en Buenos Aires, pero para ello, se juega irrespetuosamente con los santos, cuyas figuras aparecen en escena y hablan hasta en cocoliche.
La interpretación muy ajustada. Las caracterizaciones son parte de las mismas que conocemos en El avispero político. Entre las nuevas se destaca la que hace Ramírez de Irigoyen en el cuadro cuarto que es todo un acierto.