En el teatro nacional existen actualmente dos corrientes totalmente opuestas: una que trata de dignificarlo y la otra que lo lleva derecho a la pista de los circos de donde salió.
Es realmente doloroso que después de haberse llegado a comedias como El complot del silencio, sainetes como El alma del tango y piezas que tienen de uno y de otro género como Las de Barranco y Los de enfrente, aunque ésta mucho más inferior; se acepten años más tarde bodrios, como ese Ladrón de gallinas, compuesto heterogéneo lleno de retazos y personajes calcados en otros del género español, como la vieja Cándida, que es un remedo de la señora Isidra del Juan José.
La dirección artística debía seleccionar, no dar esos esperpentos que son verdaderos atentados contra el buen gusto, que no hacen otra cosa ni tienen otra virtud que la de desviar a los actores haciéndolos adocenados y ridículos.
Esta noche se pondrán en escena El novicio, El ladrón de gallinas y Suprema venganza. En Sección Vermouth, El ladrón de gallinas.