El ejemplo puede servir de experiencia a los empresarios teatrales. Lo ocurrido en esta temporada de La Comedia hace presumir que el público ha hecho de las obras teatrales una cuestión de modas.
La Compañía de Marín estaba representando en forma irreprochable todo el repertorio de zarzuela clásica y el público se quedaba en su casa sin duda pensando que La Marina, El jugar con fuego o La mascota habían pasado de moda.
Claro está que un numeroso porcentaje de ese público que concurre ahora no conocería esas obras, pero no le interesan como no le habría de interesar que un sastre vendiera levitas del 1808 porque habían pasado de época y nadie quiere vestirse ahora de prócer.
Lo que no se podían suponer los empresarios es que el público tomara las obras teatrales como prendas de vestir, pero ahora se habrán convencido.
La moda en teatros es lo picaresco. ¿Es picaresca La duquesa?, pues el teatro se llena como anoche para ver esa opereta. No solamente se llena el teatro, sino que el público pide al empresario que retenga la compañía y que continúe el repertorio picaresco.
En la sección corso se puso ayer por séptima vez La corte de Faraón y el teatro se llenó de familias interesadas por oír los couplets. La belleza de la música no interesa. Lo gracioso del libreto preocupa poco; lo interesante son los couplets, porque son verdes, que es muchos más que picaresco.
En vista del pedido del público la compañía hace un sacrificio, falta al compromiso que tiene con la empresa de Tucumán y se queda hasta el lunes inclusive.
Para hoy se anuncia en la Sección Vermouth La corte de Faraón y por la noche se repite en primera esta obra, y en segunda se pondrá La casta Susana.