La sección “Corso” de ayer tarde, congregó en el Teatro Odeón una concurrencia extraordinaria. La sala estaba llena de un público en el que formaban numerosas familias de nuestra sociedad.
La Compañía Jambrina estrenó Pepínez, sainete en un acto del autor local José López Jiménez.
La obra fue recibida por el público con manifiesto agrado. Riose de buena gana en sus abundantes pasajes cómicos y al final llamó al autor a escena en medio de nutridos aplausos. Obligado a hablar, el señor López Jiménez lo hizo en breves frases de agradecimiento.
Considerando que se trata de la producción de quien por primera vez escribe para el teatro, Pepínez merece, francamente, los aplausos que ayer se le prodigaron. El señor López Jiménez reúne estimables condiciones de autor, que sin duda darán buenos frutos con el tiempo y con la práctica.
Cierto es que el asunto, de vulgar, cae en lo trillado. Su uso y su abuso en muchas piezas del género, amenguan el valor intrínseco de la obra. Anotemos, también, que hay escenas y personajes perfectamente innecesarios.
Pero el público se distrae y asiste con placer a la representación, gracias a lo cómico que de por sí tienen las situaciones y a la soltura del diálogo, que fue, en verdad, la mejor revelación del autor. Y eso solo basta para justificar el éxito.
El ensayo del señor López Jiménez es digno de todo estímulo.