AGÜERO VERA, Nicolás. “Salamanca”. La Voz del Interior, 28 de Mayo de 1915: 4

Es la cuarta obra de Julio Carri Pérez, que se representa con éxito favorable y justiciero. Al cerrar el cuadrado, lo ha hecho con mucha “verdad” y con un interés en el argumento, que de ello están agradecidos los momentos que vivimos.

Puedo afirmar sin vacilaciones, que no es la última obra terminada del novel autor cordobés. En su escritorio familiar, que es un verdadero museo de cuadros, que perfilan sus vinculaciones con el arte de la [….] y con los padres de la historia [….] una de sus producciones más hermosas.

Bien recuerdo aquel instante íntimo de nuestra vida de amigos [….]

Por la persiana entreabierta, un tenue rayo de luz blanca, último aleteo de la tarde caduca, entraba curioso y apacible. Había en la estancia un vago temblor de cosas sutiles, que pasaran como si en ondas infinitas de silencio [….] y los cuadros, recuerdo que nos miraban con mayor severidad [….]     

Carri me leía El Nocturno de Chopin, pieza sentimental y de alta fuerza poética, en un acto. Mientras los hilos de luz, oponían al marco de sombras, que se hacía más complejo, [….] retoques, la fisonomía del amigo, tenía algo de extraño y de sublime [….] No sé si al conjunto de todos los sentimientos que sintetizó mi espíritu, ante su lectura amable de belleza, en la que un temperamento ultra-sensible y superior, abandona la vida, en brazos de su propia esencia sentimental, y mientras el Nocturno clama como un eco del corazón, en el teclado, digo, no sé si por esas causas interiores, descubrí en Carri Pérez, algo más que al hábil prosador, algo más que al concienzudo articulista o al acabado comediógrafo[….] Pensé justamente que Carri Pérez tiene un alma llena de sublimes sensibilidades, y que allí, en sus adentros, las tardes aromosas de la Primavera escriben un poema de luz, y las pensativas del otoño, un poema de sombras. ¡Es que Julio Carri Pérez, es poeta interior!

Y bien; si he dado a conocer este recuerdo, es porque se goza recordando, máxime, cuando éste hilvana un justiciero aplauso, y porque de Salamanca, poco tendría que decir, que no se haya dicho y en forma y fondo plausible y ordenado al poner en movimiento. [….], tendencias añejas que se agitan en nuestro ambiente, el artista cordobés no ha hecho otra cosa que moralizar nuestra  histórica inercia en el producir, ha dado lenitivos a los últimos representantes de Marco Aurelio y a los que no son capaces aun de imitar a Horacio Bravo, porque aun amenizan sus lirismos, conferenciando con las duquesitas amables, quienes instruyen y convencen.

Háse dado por quinta vez, y obtenido el éxito conocido y ponderado. ¿Qué más?, si algo: que vaya a Buenos Aires, al Rosario, a todas partes, y demuestre con su resultado, que no es sólo una obra para Córdoba, como se ha dado en decir, sino una obra de Córdoba: de uno de sus hijos.

Cuantas veces he oído comentar “de cierto modo’’, detrás de flores artificiales y de los jarrones chinos, (características de las salas), un rubor de íntima felicidad, ha [….] mi palidez; y me he alejado pensando que en la indiferencia, y opinión contraria de “cierta parte”, está la piedra más sólida del triunfo de esta obra, moralizadora y sencilla, que no tiene otro defecto, que haberse retardado un poco, gracias a nuestro grande entusiasmo por reflejar las cosas que vivimos sonambulescamente.